Descubrieron lo duro de su situación, pero tambien la cantidad de recursos de que disponían para sobrevivir. Tenían que inventarlo todo. Un pequeño grupo decidió ir a explorar, y todos fueron detrás. Nadie quería quedarse solo. La isla era pequeña y estaba deshabita. Encontraron mucha fruta para comer y agua en abundancia. El mar había arrastrado hasta la playa algunas maletas, en las que escontraron ropa, un par de cuchillos, un encendedor muy lujoso, y algunas cosas más.
Vieron con claridad que necesitaban organizarse si querían sobrevivir. Tenían que permanecer juntos y ayudarse. Tenían que fundar una tribu, una ciudad en miniatura. Pero, ¿por dónde empezar? Todos tenían claro una cosa: debían mantenerse unidos y colaborar.
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